lunes, 22 de junio de 2015

Sobre la oración


Cuando nos dedicamos a la plegaria al punto se proyectan en nuestra imaginación, lo que se había consentido, antes, en la  memoria.
Las disposiciones del alma en la oración dependen del estado que lo ha precedido. Y es que nuestras fantasía como en un vuelo rápido torna a la divagación, proyectando los actos, las palabras y los sentimientos que la han alimentado antes de la oración, con el consentimiento. Por lo que, Casiano en las Colaciones IX y X nos da una clave para mantener la atención, orando siempre en toda circunstancia sin cesar, hasta llegar a la pureza de corazón.
La oración pura no es entorpecida por ninguna imagen, ni se sirve de frase o voces articuladas. Brota en un arranque de fuego que parte del corazón.
Es un transporte inefable, una alegría del alma que sobrepuja todo encarecimiento. Arrebatada de todo lo visible, el alma se engolfa en Dios con gemidos y suspiros que el alma no puede traducir.
Nos dice que esta oración es fruto, de la misericordia de Dios y de nuestra pobreza radical que todo lo espera de su auxilio. Y va enumerando varios bienes que reporta esta oración constante.
Pero me quiero detener en la explicación de que significa salmodiar  con sentido y es que penetrando el sentido de los textos bíblicos, se nos hacen más asequibles. Aparece claramente su corazón y meollo. En resumidas cuentas comprendemos bien el sentidos de los salmos cuando lo que expresan lo hemos experimentado antes, y lo hemos vivido a lo largo de nuestra vida cotidiana.
Esta experiencia tangible arroja luz sobre su contenido, de modo que comprendemos perfectamente que es lo que sintió el autor inspirado en circunstancia semejante a la nuestra y que quiso significar con sus palabras. De esta suerte recitamos los salmos, no con palabras oídas, sabidas de memoria o ajenas a nosotros sino como algo que fluye espontáneo de nuestro corazón.
Salmodiar con sentido es un largo y difícil recorrido que desemboca en la oración pura, que no cae en los sentidos y producen lágrimas que limpian la visión.


Hno. Oscar Oviedo, osb.

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