lunes, 5 de diciembre de 2016

CONFIRMACIONES 2016



HOMILÍA DEL ABAD BENITO

Queridos chicos: Hoy ustedes van a recibir el sacramento de la Confirmación, van a recibir el Espíritu Santo igual que los apóstoles el día de Pentecostés.
Se nos leyó que los apóstoles estaban reunidos en un mismo lugar, donde había sido la última cena, de repente una gran tormenta y sobre cada uno unas llamas de fuego y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en distintas lenguas.
¿Eso va a pasar dentro de un rato? Sí y no.
SÍ: El Espíritu Santo va a descender sobre ustedes, va a entrar en ustedes, los va a cambiar.
NO: No vendrá una gran tormenta, ni vamos a ver llamitas de fuego sobre sus cabezas, ni van a hablar en japonés, ni en alemán, ni en ninguna otra lengua extranjera, seguirán hablando únicamente en tucumano básico como decimos familiarmente.

¿En qué cambiaron los apóstoles el día de Pentecostés?
1° Antes se peleaban: ¿Quién es el más importante? ¿Quién tiene que mandar?...
2° Antes eran miedosos, cobardes, “estaban encerrados por miedo a los judíos”. Después, San Pedro lleno de la fuerza del Espíritu Santo los enfrenta y los acusa: “Ustedes mataron al autor de la vida, pero Dios lo resucitó”. Y todos los apóstoles murieron mártires.
3° Antes no lo entendían a Jesús, su misión, lo que les enseñaba y así le hacían preguntas como esta “¿ahora vas establecer tu reinado?” Después que recibieron el Espíritu Santo evangelizaron todo el mundo.

¿Cuál será el cambio de ustedes después de su confirmación, después de recibir el Espíritu Santo?
Bueno cada uno de ustedes tiene que decirlo. Pero no les vamos a pedir que lo hagan aquí y ahora. Lo importante es que se lo digan a ustedes mismos y se lo digan al Espíritu Santo, para que ël los cambie como cambio a los apóstoles.
Lo primero que tienen que prometer y que tienen que pedirle al Espíritu Santo es la perseverancia; el seguir viniendo a la iglesia para participar en la vida de los sacramentos: confesión, misa y comunión.
Como los apóstoles ustedes tienen que ser constructores de unidad en la familia y en el vecindario, “tenían un solo corazón, una sola alma” se ayudaban entre todos.
Que el Espíritu santo los haga valientes para ser testigos de Jesús

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