domingo, 10 de septiembre de 2017

C. S. Lewis, ¿Renuncia de uno mismo o amor?

“Si hoy en día les preguntaran a veinte hombres rectos cuál creen que es la virtud más importante, diecinueve de ellos responderían: la renuncia de uno mismo. No obstante, si se lo hubieran preguntado a prácticamente cualquier buen cristiano de la antigüedad, habría respondido: el Amor. ¿Ven lo que ha ocurrido? Un término negativo ha reemplazado a otro positivo, y eso reviste una importancia que trasciende lo filológico. La idea negativa de renuncia conlleva la premisa de no estar procurando por encima de todo el bien de los demás, sino privándonos nosotros de él, como si lo importante fuese nuestra abstinencia y no la felicidad ajena. No creo que esa sea la virtud cristiana del Amor. El Nuevo Testamento habla por extenso de la renuncia a uno mismo, pero no como fin en sí mismo. Nos dice que nos neguemos a nosotros mismo y tomemos nuestras cruces para poder seguir a Cristo; y casi todas las descripciones de lo que acabaremos encontrando si lo hacemos contienen una llamada al deseo. Si en la mayoría de la mentes de hoy en día acecha la idea de que el deseo de nuestro propio bien y la ferviente esperanza de disfrutar de él son malos, me permito sugerir que dicha idea se ha deslizado en ellas gracias a Kant y a los estoicos, y que no forma parte de la fe cristiana. Es más: si consideramos las patentes promesas de recompensa y la asombrosa naturaleza de las promesas que contienen los evangelios, da la impresión de que al Señor nuestros deseos no le parecen demasiado intensos, sino demasiado débiles. Somos criaturas con un corazón poco entusiasta que pierden el tiempo con la bebida, el sexo y la ambición, cuando lo que se les ofrece es una felicidad infinita: como un niño ignorante que quiere seguir haciendo pasteles de barro en un suburbio porque es incapaz de imaginar lo que significa la oferta de vacaciones junto al mar. Nos conformamos fácilmente con cualquier cosa”.

Sermón pronunciado en Oxford el 8 de junio de 1941, 
C. S. Lewis, El peso de la gloria, Rialp, Madrid, 2017, pp. 31-32.

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